
La conferencia del pasado 15 de Noviembre, me recordó bastante al visionado, que realizamos en segundo de carrea, de la película Ladybird, Ladybird, la cual presenta un conflicto dramático doloroso, supuestamente basado en un hecho real.
Maggie, es una mujer inestable, madre de cuatro hijos de distinto padre. Debido a una negligencia en su domicilio, los cuatro están a punto de perecer en un incendio. La Asistencia Social une este incidente a otros puntos negativos del pasado de Maggie, y decide retirarle la custodia de los hijos. A partir de aquí se produce el hundimiento moral de la protagonista, ánimo levantado parcialmente por Jorge, un refugiado paraguayo que podría ser el amor de su vida.
Plantea el film una interesante cuestión. ¿A partir de dónde puede establecerse la incapacidad de unos progenitores para educar a sus hijos, de modo que se haga necesaria la intervención del Estado para buscar unos nuevos padres? Tan claro como el amor de Maggie por sus hijos, lo son su incapacidad de escuchar, su agresividad. En definitiva no es la madre ideal, no alcanza el “aprobado”. Pero quizá su caso no sea tan diferente al de muchas personas que no atienden a sus hijos del modo debido. Tienen evidentes descuidos, culpables sin duda, pero unidos a un vago deseo de querer lo mejor para sus hijos. Lo que no saben es cómo convertirlo en realidad.
Arbitrar medios para ayudarles en su tarea educativa ha de ser tarea primordial, antes de recurrir a lo que ha de ser la última opción: la separación de padres e hijos, y la consiguiente tutela estatal.
Maggie, es una mujer inestable, madre de cuatro hijos de distinto padre. Debido a una negligencia en su domicilio, los cuatro están a punto de perecer en un incendio. La Asistencia Social une este incidente a otros puntos negativos del pasado de Maggie, y decide retirarle la custodia de los hijos. A partir de aquí se produce el hundimiento moral de la protagonista, ánimo levantado parcialmente por Jorge, un refugiado paraguayo que podría ser el amor de su vida.
Plantea el film una interesante cuestión. ¿A partir de dónde puede establecerse la incapacidad de unos progenitores para educar a sus hijos, de modo que se haga necesaria la intervención del Estado para buscar unos nuevos padres? Tan claro como el amor de Maggie por sus hijos, lo son su incapacidad de escuchar, su agresividad. En definitiva no es la madre ideal, no alcanza el “aprobado”. Pero quizá su caso no sea tan diferente al de muchas personas que no atienden a sus hijos del modo debido. Tienen evidentes descuidos, culpables sin duda, pero unidos a un vago deseo de querer lo mejor para sus hijos. Lo que no saben es cómo convertirlo en realidad.
Arbitrar medios para ayudarles en su tarea educativa ha de ser tarea primordial, antes de recurrir a lo que ha de ser la última opción: la separación de padres e hijos, y la consiguiente tutela estatal.
Conozco la película, y aunque ya se ve un poco antigua es muy buena para que entendamos como se producen los procesos de desadaptación en la familia
ResponderEliminarEvita expresiones como "el que tiene la culpa". Puedes sustituirlo por "la responsabilidad" y le da un sentido menos coloquial al texto
ResponderEliminarEste comentario anterior va en la entrada siguiente, en la de los conceptos ok? es que me he equivocado de lugar al escribir
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