El seminario de esta semana ha estado dedicado a los programas de tratamiento familiar.
Tiene un carácter eminentemente preventivo y una doble finalidad, por un lado, evitar la adopción de medidas de protección que conlleven la separación del menor y la menor de su familia, normalizando el funcionamiento familiar mediante un tratamiento específico, integral, interdisciplinar e integrador que permita la adquisición de pautas rehabilitadoras que compensen la situación de riesgo social que pueda afectar directa o indirectamente al bienestar de los menores. Por otro lado, promover, en aquellos casos en que sea posible, la reunificación familiar de menores respecto de los que, con anterioridad, se adoptó una medida de protección
Existe un marco legal que respaldan estos programas de tratamiento familiar, este cuenta con:
- Derechos de la infancia (1989).
- Constitución Española (1978).
- Ley Orgánica 1/1996 de protección jurídica del menor.
- Ley 2/88 de Servicios Sociales de Andalucía.
- Ley 1/98 de los derechos y de la atención al menor.
Es este dominio legislativo e institucional el que dio lugar a la publicación de distintas Órdenes (13 de Junio de 2000, 10 de Mayo de 2002 y sucesivas) que definieron progresivamente las bases para la realización de programas a familias con menores y sus correspondientes actuaciones técnicas necesarias encaminadas a preservar los derechos y el desarrollo integral de los y las menores en la Comunidad Autónoma Andaluza.
El programa permite la creación de equipos técnicos interdisciplinares (psicólogo, trabajador social y educador socio-familiar) integrados en la estructura de los servicios sociales comunitarios, que constituyen la puerta de entrada al Sistema de Atención a la Infancia y coordinados con otras instancias profesionales que son especialmente relevantes para el medio socio-familiar de los menores, como los Servicios de Protección de Menores de la Junta de Andalucía (Consejería para la Igualdad y Bienestar Social), los Servicios Educativos y los dispositivos Sanitarios, y también Policía, Sistema judicial, etc. Esta ponencia ha sido expuesta por una educadora social, ella considera que ha de tener empatía, ser autocritica, trabajar para evitar los prejuicios, controlar las emociones, sentimientos, valores…, respetar al otro, ser cercano y trabajar las habilidades sociales y comunicativas, además de ser asertivos. Considera que no se llevan a cabo medidas que respondan de forma verdadera a los problemas que suceden en la sociedad, sino que se crean recursos o servicios que no solucionan el problema, solo que lo apaciguan.
Las familias llegan al programa de tratamiento familiar a través del primer nivel (Servicios Sociales Comunitarios) o, si a pesar de la intervención en este primer momento la situación se agrava o se detecta que la familia requiere un tratamiento complementario, se deriva al ETF (segundo nivel).
La canalización del caso por tanto pasa por el SPM, a continuación a los Servicios Sociales Comunitarios y por último en los Equipos de Tratamiento Familiar.
Y el perfil de las personas destinatarias reúne algunas de las siguientes características y/o condiciones psicosociales:
• Familias con menores a su cargo en situación de riesgo social.
• Familias monoparentales con hijos e hijas menores de 18 años en situación de dificultad social.
• Familias en cuyo seno se han detectado situaciones de violencia que afectan directa o indirectamente a los y las menores a su cargo.
• Familias con menores con los que se ha adoptado una medida protectora, para posibilitar su reinserción familiar.
Las familias de estos programas se caracterizan por presentar dificultades importantes (individuales, familiares o sociales) en diferentes etapas del ciclo vital de la familia que suponen la acumulación de factores de riesgo para la correcta atención de las necesidades de los y las menores. También, carecen de apoyo social para hacer frente a cargas familiares excesivas. Son familias multi-problemáticas que además de tener prácticas parentales inadecuadas, tienen otros problemas asociados como analfabetismo, toxicomanías, trastornos emocionales, absentismo escolar, minusvalías psíquicas importantes asociadas a la crianza de los hijos e hijas, falta de control sanitario y de planificación familiar, precaria organización familiar, deficiente salud mental, conflictos de pareja y violencia familiar, marginación social, precariedad económica, falta de apoyo social, etc. Los problemas que presentan suelen ser crónicos, fruto de una evolución en la que han ido aumentando progresivamente la gravedad. En muchos casos, el comportamiento negligente se encuentra firmemente instalado en el funcionamiento individual y familiar.
Por lo general, previamente se han intentado solucionar sus problemas desde distintos servicios comunitarios sin éxito. Por tanto, es necesario una intervención más específica y especializada. En muchos casos, existe una dependencia de los Servicios Sociales en los que buscan la solución a sus problemas, en lugar de procurar una forma de funcionamiento autosuficiente. Dentro de la dinámica de funcionamiento de la familia pueden surgir repentinamente episodios de crisis y provocar situaciones de tensión, conflicto o violencia familiar que requieran la intervención inmediata. Los padres y madres maltratadores no suelen tener conciencia clara de su problemática ni asumen su responsabilidad en el abuso o maltrato, desconociendo las repercusiones negativas que tendrán en sus hijos e hijas estas situaciones, por lo que la demanda original de tratamiento no proviene de las propias familias. En la mayoría de los casos la motivación para participar en el tratamiento obedece a presiones externas. Una de las características más significativas en las familias maltratadoras es la dificultad de los padres y madres para asumir sus responsabilidades, tanto en los cuidados de sus hijos e hijas como en otras áreas: laboral, económica, etc. Suelen presentar limitaciones o peculiaridades que pueden determinar el tipo de estrategias o técnicas de tratamiento a utilizar. La intervención puede verse condicionada por la situación sociocultural, las dificultades económicas o las limitaciones intelectuales.
En polígono Sur, zona en la que esta educadora social trabaja, existen zonas con necesidades de transformación social, como zonas urbanas claramente delimitadas y con un gran deterioro urbanístico y déficit de infraestructuras; población pobre y marginal; altas tasas de desempleo y graves carencias formativas profesionales; elevados índices de absentismo y fracaso escolar; significativas deficiencias higiénico-sanitarias; en general se da un fenómeno de desintegración social.
Por último, expone a través de un genograma la situación de una familia que se encuentra en este programa, exponiendo el caso, los indicadores de riesgo y las áreas en las que se ha de intervenir, para llegar a declarar la situación de desamparo, con lo que no se ha podido llegar a una de las metas de este programa.
Esta ha sido la última conferencia relacionada con el tratamiento de familia e infancia, me ha parecido un poco escueta, aunque nos ha expuesto un caso práctico real e interesante, a diferencia de las otras conferencias (aunque estuvieron a mi parecer más completas). Las cuatro conferencias relacionadas con este tema me han parecido interesantes, pero considero que es muy necesario tratar otro tipo de colectivos, pues infancia y familia es uno de los mas recurridos, y considero que existen colectivos hoy día que necesitan mayor atención por nuestra parte, además habrá personas que no considerarán la oportunidad de conocerlos por el hecho de no haber tenido un conocimiento previo del mismo.
Hemos podido comprobar de nuevo como el sector privado tiene una oferta de empleo más variada y de acceso menos complejo, posibilitando en mayor medida el acceso a un trabajo en este sector, una oferta interesante.
Tiene un carácter eminentemente preventivo y una doble finalidad, por un lado, evitar la adopción de medidas de protección que conlleven la separación del menor y la menor de su familia, normalizando el funcionamiento familiar mediante un tratamiento específico, integral, interdisciplinar e integrador que permita la adquisición de pautas rehabilitadoras que compensen la situación de riesgo social que pueda afectar directa o indirectamente al bienestar de los menores. Por otro lado, promover, en aquellos casos en que sea posible, la reunificación familiar de menores respecto de los que, con anterioridad, se adoptó una medida de protección
Existe un marco legal que respaldan estos programas de tratamiento familiar, este cuenta con:
- Derechos de la infancia (1989).
- Constitución Española (1978).
- Ley Orgánica 1/1996 de protección jurídica del menor.
- Ley 2/88 de Servicios Sociales de Andalucía.
- Ley 1/98 de los derechos y de la atención al menor.
Es este dominio legislativo e institucional el que dio lugar a la publicación de distintas Órdenes (13 de Junio de 2000, 10 de Mayo de 2002 y sucesivas) que definieron progresivamente las bases para la realización de programas a familias con menores y sus correspondientes actuaciones técnicas necesarias encaminadas a preservar los derechos y el desarrollo integral de los y las menores en la Comunidad Autónoma Andaluza.
El programa permite la creación de equipos técnicos interdisciplinares (psicólogo, trabajador social y educador socio-familiar) integrados en la estructura de los servicios sociales comunitarios, que constituyen la puerta de entrada al Sistema de Atención a la Infancia y coordinados con otras instancias profesionales que son especialmente relevantes para el medio socio-familiar de los menores, como los Servicios de Protección de Menores de la Junta de Andalucía (Consejería para la Igualdad y Bienestar Social), los Servicios Educativos y los dispositivos Sanitarios, y también Policía, Sistema judicial, etc. Esta ponencia ha sido expuesta por una educadora social, ella considera que ha de tener empatía, ser autocritica, trabajar para evitar los prejuicios, controlar las emociones, sentimientos, valores…, respetar al otro, ser cercano y trabajar las habilidades sociales y comunicativas, además de ser asertivos. Considera que no se llevan a cabo medidas que respondan de forma verdadera a los problemas que suceden en la sociedad, sino que se crean recursos o servicios que no solucionan el problema, solo que lo apaciguan.
Las familias llegan al programa de tratamiento familiar a través del primer nivel (Servicios Sociales Comunitarios) o, si a pesar de la intervención en este primer momento la situación se agrava o se detecta que la familia requiere un tratamiento complementario, se deriva al ETF (segundo nivel).
La canalización del caso por tanto pasa por el SPM, a continuación a los Servicios Sociales Comunitarios y por último en los Equipos de Tratamiento Familiar.
Y el perfil de las personas destinatarias reúne algunas de las siguientes características y/o condiciones psicosociales:
• Familias con menores a su cargo en situación de riesgo social.
• Familias monoparentales con hijos e hijas menores de 18 años en situación de dificultad social.
• Familias en cuyo seno se han detectado situaciones de violencia que afectan directa o indirectamente a los y las menores a su cargo.
• Familias con menores con los que se ha adoptado una medida protectora, para posibilitar su reinserción familiar.
Las familias de estos programas se caracterizan por presentar dificultades importantes (individuales, familiares o sociales) en diferentes etapas del ciclo vital de la familia que suponen la acumulación de factores de riesgo para la correcta atención de las necesidades de los y las menores. También, carecen de apoyo social para hacer frente a cargas familiares excesivas. Son familias multi-problemáticas que además de tener prácticas parentales inadecuadas, tienen otros problemas asociados como analfabetismo, toxicomanías, trastornos emocionales, absentismo escolar, minusvalías psíquicas importantes asociadas a la crianza de los hijos e hijas, falta de control sanitario y de planificación familiar, precaria organización familiar, deficiente salud mental, conflictos de pareja y violencia familiar, marginación social, precariedad económica, falta de apoyo social, etc. Los problemas que presentan suelen ser crónicos, fruto de una evolución en la que han ido aumentando progresivamente la gravedad. En muchos casos, el comportamiento negligente se encuentra firmemente instalado en el funcionamiento individual y familiar.
Por lo general, previamente se han intentado solucionar sus problemas desde distintos servicios comunitarios sin éxito. Por tanto, es necesario una intervención más específica y especializada. En muchos casos, existe una dependencia de los Servicios Sociales en los que buscan la solución a sus problemas, en lugar de procurar una forma de funcionamiento autosuficiente. Dentro de la dinámica de funcionamiento de la familia pueden surgir repentinamente episodios de crisis y provocar situaciones de tensión, conflicto o violencia familiar que requieran la intervención inmediata. Los padres y madres maltratadores no suelen tener conciencia clara de su problemática ni asumen su responsabilidad en el abuso o maltrato, desconociendo las repercusiones negativas que tendrán en sus hijos e hijas estas situaciones, por lo que la demanda original de tratamiento no proviene de las propias familias. En la mayoría de los casos la motivación para participar en el tratamiento obedece a presiones externas. Una de las características más significativas en las familias maltratadoras es la dificultad de los padres y madres para asumir sus responsabilidades, tanto en los cuidados de sus hijos e hijas como en otras áreas: laboral, económica, etc. Suelen presentar limitaciones o peculiaridades que pueden determinar el tipo de estrategias o técnicas de tratamiento a utilizar. La intervención puede verse condicionada por la situación sociocultural, las dificultades económicas o las limitaciones intelectuales.
En polígono Sur, zona en la que esta educadora social trabaja, existen zonas con necesidades de transformación social, como zonas urbanas claramente delimitadas y con un gran deterioro urbanístico y déficit de infraestructuras; población pobre y marginal; altas tasas de desempleo y graves carencias formativas profesionales; elevados índices de absentismo y fracaso escolar; significativas deficiencias higiénico-sanitarias; en general se da un fenómeno de desintegración social.
Por último, expone a través de un genograma la situación de una familia que se encuentra en este programa, exponiendo el caso, los indicadores de riesgo y las áreas en las que se ha de intervenir, para llegar a declarar la situación de desamparo, con lo que no se ha podido llegar a una de las metas de este programa.
Esta ha sido la última conferencia relacionada con el tratamiento de familia e infancia, me ha parecido un poco escueta, aunque nos ha expuesto un caso práctico real e interesante, a diferencia de las otras conferencias (aunque estuvieron a mi parecer más completas). Las cuatro conferencias relacionadas con este tema me han parecido interesantes, pero considero que es muy necesario tratar otro tipo de colectivos, pues infancia y familia es uno de los mas recurridos, y considero que existen colectivos hoy día que necesitan mayor atención por nuestra parte, además habrá personas que no considerarán la oportunidad de conocerlos por el hecho de no haber tenido un conocimiento previo del mismo.
Hemos podido comprobar de nuevo como el sector privado tiene una oferta de empleo más variada y de acceso menos complejo, posibilitando en mayor medida el acceso a un trabajo en este sector, una oferta interesante.
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